Romántico Montmartre

Con sus calles estrechas, sus antiguas farolas e imponentes vistas, Montmartre es, sin duda, la parte más romántica de París. Hasta subir las escaleras a este barrio, situado en la colina, esconde algo mágico. Bienvenido al lugar perfecto para pasear, cenar o pasar una agradable noche en un hotel.

Romanticismo
Moulin de la Galette

Moulin de la Galette

Van Gogh estuvo aquí

Muchas viviendas en las que los artistas vivían siguen intactas. En cafés y otros establecimientos también encontrará carteles diciendo por ejemplo "Este retrete fue usado por Hemingway una vez". Uno de los inmuebles-talleres más famosos es Le Bateau-Lavoir en la Place Émile Goudeau, donde solía trabajar Pablo Picasso. Muchos famosos se juntaban para tomar vino en el Moulin de la Galette, en la Rue Lepic, un antiguo molino que actualmente es un restaurante. Vincent van Gogh vivía en el número 54 de la misma calle.

La entrada art nouveu de la estación de metro Abbesses

La entrada art nouveu de la estación de metro Abbesses

El muro del amor

En el corazón de Montmartre se encuentra la Place des Abbesses, cuya principal atracción es la entrada a la estación de metro Abbesses. Es una de las tres entradas totalmente cerradas que quedan diseñadas por el arquitecto Hector Guimard a principios del siglo XX. La propia entrada es un icono del metro parisino, gracias a su textura floral de hierro forjado y característica señal de Métropolitain. La máxima oda al amor se encuentra escondida detrás de la Place des Abbesses. Desde octubre de 2000, el jardín de la plaza Jehan-Rictus contiene una obra de arte especial: Le mur des je t'aime. Este "Muro de los Te Quiero" incluye más de 300 declaraciones de amor en 250 idiomas plasmadas en 612 azulejos. El artista Frédéric Baron quería demostrar que un muro podía ser tanto un símbolo de unidad y amor como una forma de separación.

Luces en la oscuridad

Montmartre se convierte en el escenario de un cuento de hadas por las tardes cuando se encienden las luces de las calles. Es el mejor momento para subir las escaleras hacia la Basílica del Sacré Cœur disfrutando de las luces de la ciudad y la brillante Torre Eiffel. Llévese una botella de vino y una baguette y disfrute de las vistas que ningún bar o restaurante parisino puede igualar. Durante el verano, esta idílica estampa se completa con músicos y artistas bohemios.

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